Breves de Ariel Dorfman

1942


…”Tuve la suerte de renovar la confianza en los otros seres humanos… una convicción que se confirmó durante los mil días de Allende, cuando vi cómo mis compatriotas más olvidados y menospreciados iniciaron transformaciones épicas, probando que la injusticia y la desigualdad no son condiciones eternas, que podemos cambiar nuestro destino.”

Trabajadores de la salud

Por Carlos Ernesto Sánchez.*



Durante un tiempo he escrito columnas semanales, pero hoy vuelvo nuevamente para destacar a  los trabajadores de la salud.
En nuestro consultorio de Puchuncavi hay 23 personas contagiadas por la pandemia, manteniéndose el lugar cerrado para la atención de pacientes, derivados al consultorio de Ventanas.

Es cierto que médicos, enfermeros, auxiliares, toman medidas de resguardo y visten con trajes, guantes, mascarillas, pero aun en esas condiciones el virus acecha.

Los trabajadores de la salud no son precisamente los mejores remunerados. Es gente con real vocación de servicio, valientes, que muchas veces han salido a la calle, denunciando la triste realidad de los hospitales, donde por años han faltado los implementos necesarios. Lugares colapsados y con gobiernos que poco o nada han  hecho por mejorar la  salud.

Hoy la realidad de estos trabajadores, es un peligro que enfrentan con valor y real voluntad de servicio. Los turnos presentes son jornadas extenuantes, no solo atienden afecciones y enfermedades, también consuelan, apoyan, trasladan medicamentos a personas de alto riesgo, especialmente de la tercera edad.

Son hombres y mujeres que han postergado familia para asumir turnos extras. Es  hora que este gobierno entregue a cada trabajador de la salud, un bono de $ 100.000 o más,  e ímplementos para la realización de su trabajo.

Es  hora de guardar en los recuerdos, para cuando pase la pandemia, el nombre y testimonio de aquellos médicos y otro personal que murieron, haciendo vida su vocación de servicio. Jesús el resucitado, expresó que “no hay amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos.”

Chile debe escribir en su historia, no las páginas nefastas de guerra, batallas, que se conmemoran cada cierto tiempo.

En cada lugar posible homenajear a estos compañeros trabajadores, y que los nombres de aquellos que murieron se escriban en calles y plazas, para que las futuras generaciones sepan del verdadero valor y heroísmo,  no consiste en empuñar un arma, que en la historia ha quedado consignado las cobardes y crueles matanzas, ante obreros que luchan por una vida más digna.

Por mis enfermedades he recurrido muchas veces al Cesfan de Puchuncavi y he sido atendido con respeto y dignidad. Mi homenaje a cada uno de esos trabajadores.

En esta historia de la salud, hubo un hombre, servidor público, honesto y valiente, que dedicó horas de su vida a trabajar por la salud,  Salvador Allende, quien vaticinó que un dia se abrirán
las anchas alamedas. 

No solo debe ser recordado por su valor de lucha ante un ejército traidor y cobarde, que cercenó los sueños de  amplias mayorías empobrecidas con una secuela  de torturas, asesinatos, desapariciones, exilio.

Cuya cabeza fue el ladrón y asesino de Augusto Pinochet y la pandilla de golpistas, aunque ignorantes, básicos, y fascistas como Moreira, quieran manchar la obra en salud y otras expresiones implementadas por el compañero Allende.

Como Neruda expresa: “Venceremos nosotros los más sencillos, venceremos aunque tú no lo creas”.
Superada la pandemia- no debemos olvidar a los trabajadores de la salud.


* Poeta

Un elegido de los dioses

Por Raúl Thoms*

Srinivasa Ramanujan fue una de esas personas absolutamente brillantes, en primera instancia, destinado a ser un talento desperdiciado más, perjudicado por la doble injusticia histórica del etnocentrismo occidental, ese que limitaba el mundo a la pequeña parcela fortificada que era el Norte desarrollado, y la correspondiente arrogancia que vetó durante siglos el acceso al conocimiento a los pobres, a las mujeres, y a las minorías.

Con Ramanujan, un extraño genio al servicio de las matemáticas, sin embargo hubo suerte.

Alguien le dio una merecida oportunidad, permitiendo que se descubriera su obra, aunque los mismos acontecimientos lo condujeran a una prematura muerte. 

Ramanujan viajó desde su India natal a Londres en 1914, tras aceptar una invitación de la Universidad de Cambridge. Tenía 27 años.

A pesar de la incomprensión de muchos profesores y tras sufrir de variados prejuicios racistas, logró ser elegido miembro de la Sociedad Matemática de Londres y, poco después, de la Royal Society y académico del Trinity College.

Universidad de Cambridge



Inspiración divina




Otra componente de los resultados de Ramanujan era, según su propia confesión “la inspiración divina”.

Srinivasa era un devoto creyente hindú, ascético y vegetariano. El decía que sus teoremas matemáticos eran inspirados directamente por la diosa Namagiri, durante sus sueños.
Afirmaba que esos resultados “venían a él”.

Namagiri, Sri Namagiri Lakshmi, la diosa hinduista venerada como la esposa de Narasimha, un avatar del dios Vishnu, era la diosa tutelar de su familia.

Srinivasa Ramanujan(1887 – 1920) nació un 22 de diciembre en una familia extremadamente pobre y profundamente religiosa de India,  por entonces colonia británica.

Obsesionado desde muy joven por las matemáticas, (que estudió sólo hasta los 12 años), a los 15 cayó en sus manos un libro que cambiaría su vida: la “Synopsis of Elementary Results in Pure Mathematics” de George Carr, un compendio de 6000 teoremas matemáticos sin resolver, una obra árida, sin ninguna explicación o demostraciones y que habiéndose publicado en 1886 estaba bien desactualizada para cuando Ramanujan la encontró e hizo de ella el centro de su vida. 


En el liceo de mi ciudad natal, también llegó a mis manos un ejemplar de ese mismo libro que le había permitidoa Ramanujan estudiar por sí solo,matemáticas.

Una famosa anécdota.


El número Taxicab



Srinivasa , se encontraba muy enfermo en un hospital en Putney, cerca de Londres y  le llega a visitar su amigo G.H.Hardy (1877-1947) y no sabiendo qué decir, le contó que había viajado en un taxi (taxicab en inglés) cuya matrícula era un número poco interesante, el 1729, a lo que Ramanujan contestó: “No diga usted eso. El número 1729 es muy interesante, pues es el número más pequeño expresable como suma de dos cubos de dos maneras diferentes, ya que 1729 = 13 + 123 y también 1729 = 93 + 103.  Es el menor número  que se puede escribir como suma de dos cubos en dos formas distintas ”.

Hardy, asombrado, le preguntó si conocía la respuesta al problema correspondiente para la cuarta potencia y él replicó, después de unos segundos de reflexión, que “el ejemplo que pedía no era obvio y que el primero de tales números debía ser muy grande”.

De hecho, tenía razón, la respuesta obtenida posteriormente mediante cálculos con ordenador, fue el número 635318657 = 1344 + 1334 = 1584 + 5944.

Actualmente los número Taxicab conocidos son seis.
Uno de ellos es :



Hasta abril del 2014 se habían agregado 4 números más. Otras hazañas numéricas de Ramanujan.  Si tomamos el último número de ellos, 163, y elevamos “e” a su raíz cuadrada multiplicada por π , al resultado, e√163π , se le llama constante de Ramanujan. Su gracia consiste en que este número, trascendente, es casi un entero.

De hecho, , y la diferencia entre ellos es menor a 0.000000000001. Ramanujan tenía la capacidad de captar las estructuras subyacentes de los números.

No tenía una mente matemática típica: prefería centrarse en los ejemplos significativos antes que en construcciones, más  su memoria y capacidad mental con los números,  son sólo comparables con  las de Leonhard Euler (1707-1783) y Gustav Jacobi (1804-1865).

Los ejemplos más interesantes de estas fórmulas incluyen interesantes series infinitas para pi, como la que se da a continuación:  



Reconocimientos


Busto de Ramanujan en el jardín del Birla Industrial & Technological Museum.


El estado natal de Ramanujan de Tamil Nadu celebra cada 22 de diciembre el aniversario del nacimiento de Ramanujan como “Día Estatal de TI”, rememorando tanto al hombre y sus logros, como a un nativo de Tamil Nadu.

Un sello de correos que representa a Ramanujan fue emitido por el Gobierno de la India en 1962 – en el 75 aniversario de su nacimiento- y un nuevo diseño fue emitido el 26 de diciembre de 2011, por el Servicio de Correos de la India.

El “Ramanujan Journal” (Diario de Ramanujan) es una publicación internacional que se lanzó con el propósito de dar a conocer su trabajo e influencia en todas las áreas de las matemáticas.

Desde el año del Centenario de Ramanujan, el 22 de diciembre de cada año, se celebra el “Día de Ramanujan” en el Government Arts Collegede Kumbakonam donde había estudiado.

La celebración es organizada por el Departamento de Matemáticas mediante la celebración de un seminario de dos o tres días invitando a eminentes estudiosos de universidades y colegios.

Los participantes son principalmente estudiantes de matemáticas, investigadores y profesores de las universidades locales.

El cumpleaños número 125 fue celebrado de una manera especial, invitando a eminentes eruditos matemáticos extranjeros como G.E. Andrews y Bruce C. Berndt, especialistas muy familiarizados con las aportaciones y trabajos de Ramanujan.

El Indian Institute of Technology (IIT) de Madrás en Chennai, conmemora el trabajo y la vida de Ramanujan cada 22 de diciembre.

El Departamento de Matemáticas celebra este día mediante la organización de un Simposio Nacional sobre Métodos Matemáticos y Aplicaciones (NSMMA).

Durante un día completo, invitando a eminentes eruditos indios y extranjeros.

Se ha creado un premio para jóvenes matemáticos de países en desarrollo con el nombre de Ramanujan por el Centro Internacional de Física Teórica (CIFT), en cooperación con el Unión Matemática Internacional, que nombra a los miembros del comité del premio.

El Shanmugha Arts, Science, Technology & Research Academy (SASTRA), con sede en el estado de Tamil Nadu, en el sur de la India, ha instituido el “SASTRA Ramanujan Prize” 
dotado con 10.000 dólares de premio,  para ser otorgado anualmente a un matemático que no exceda de los 32 años y que haya hecho contribuciones sobresalientes en un área de la matemática influida por la obra de Ramanujan. El límite de edad se refiere a los años que vivió Ramanujan, cuyos abundantes logros siguen siendo la base de nuevas, y variadas, realizaciones.

Este premio ha sido otorgado anualmente desde 2005, en una conferencia internacional promovida por SASTRA en Kumbakonam, la ciudad natal de Ramanujan.

En el 125 aniversario de su nacimiento, la India declaró el cumpleaños de Ramanujan (22 de diciembre), como el “Día Nacional de las Matemáticas”. La declaración fue hecha por el doctor Manmohan Singh en Chennai, el 26 de diciembre de 2011,declarando también que el año 2012 se celebraría el “Año Matemático Nacional” en la India.

La residencia de Ramanujan es conservada por la Universidad de SASTRA. 


Casa de Ramanujan. Sarangapani Street, Kumbakonam.



Para finalizar esta breve  nota comparto con ustedes las palabras del primer ministro Nehru, líder de la independencia Nacional de la India:  “La breve vida y la muerte de Ramanujan simbolizan las condiciones de la India, donde pocos consiguen alguna educación y muchos millones viven al filo de la muerte por inanición. Si la vida les ofreciera comida, higiene y educación muchos de estos millones serían científicos eminentes, educadores, técnicos, industriales, escritores y artistas, ayudando a construir una nueva India y un nuevo mundo”.

Sellos  Conmemorativos.

Para conocer más

“El hombre que conocía el infinito”. Un film comprensivo y compasivo sobre una historia de éxito y resistencia. “El Contable Hindú”, entretenida y apasionante novela sobre su vida.

*Raúl Thoms  Bachelor of Science (BSc) Master of Mathematics (MEd.) Indiana University of Pennsylvania(IUP).

Epidemias, dioses y máscaras

Por Zyanya Mariana (México)


…”No son los hechos, sino las palabras las que conmueven a los hombres”.

                                 (Epicteto)



A los animales les duele, mueren pero no construyen un mundo de moral, dioses, miedos e injusticias alrededor de una pandemia.

Para nosotros, en cambio, una enfermedad se convierte en relato con cabeza cuerpo y cola; principios con finales que llamamos narraciones.

Esto lo entendemos muy bien en México con la narrativa fase 1, fase 2 y fase 3 de la COVID19, que en el gesto pulcro y la mirada social del epidemiólogo Hugo López-Gatell, se ha convertido no sólo en el discurso médico oficial de la pandemia en México sino en múltiples memes donde el subsecretario figura como galán tipo James Bond, como San Judas-Gatell e incluso como advertencia religiosa: “en este hogar creemos en el Dr. López-Gatell”.

Como las necesidades hechas memes, las palabras y las epidemias se llenan de significados.

La palabra peste, por ejemplo, puede referirse a diferentes enfermedades (fiebre tifoidea, Yersinia Pesti, fiebre amarilla, viruela o las 10 plagas del dios monoteísta Yahvé que se narran en el Éxodo) y representarse como algo sagrado o racional.

En India, una diosa madre cabalgando en un asno, encarna las epidemias; la nombran Shītalā Mata, con una mano sujeta un jarrón de agua para curar y con la otra sostiene una canasta con granos víricos que va desperdigando en su andar.

Ella gobierna la sífilis, la malaria, el sarampión, la lepra, la ceguera, la tuberculosis, la esterilidad, la viruela e incluso el sida; la gente la sigue venerando en sus hogares para asegurar salud y larga vida.

Los yorubas la conocen como el dios Sopona; los chinos como la diosa T’ou-Shen Niang-Niang; los otomíes de la sierra norte de Puebla, en México, hablan de los aires, difuntos que hoy andan particularmente virulentos, mientras los japoneses recuerdan con respeto al demonio de la viruela.

Según el Shoku Nihongi, anales imperiales del período Nara (710-794), la epidemia de viruela apareció por primera vez en el 735 en la prefectura de Fukuoka; fue traída de la península coreana por un pescador, azotó la isla y mató a un tercio de la población.

Aunque muchas de las condiciones sociales y agrícolas cambiaron, en el imaginario cultural japonés la viruela se encarnó en un yokai familiar, Hōsōshin al que se le ofrecía periódicamente, hasta bien entrado el siglo XX, música, flores, incienso, danzas y versos para evitar su regreso.

Esta idea de lo que regresa, de lo que es cíclico como el tránsito humano sobre el planeta, está presente en la respuesta que algunos países asiáticos le han dado al coronavirus.

A pesar de una asistencia sanitaria universal, después del 2009 con la gripe porcina y del 2015 con el brote del MERS, Corea entendió que no podía desarrollar una vacuna o un medicamento rápidamente pero si desarrollar kits de pruebas rápidas.

Paralelamente, como medidas preventivas, se exigió a la población el aislamiento, el uso obligatorio de mascarillas, de jabón y una App de control. Dada la feroz competencia social, la entrada a la escuela se aplazó pero los jóvenes siguen yendo en las tardes a las academias para asegurar una buena universidad.

En China, Hong Kong, Taiwán y Singapur, todos de linaje neoconfuciano o budista, los sistemas de salud se preparan para una posible segunda ola de contagios o un rebote; saben después de la experiencia del SARS en 2003, que los brotes saturan los sistemas hospitalarios, producen muertos y tambalean los regímenes políticos.

Hoy sólo Suecia está dispuesta abiertamente a asumir los costos en términos de muertes para lograr la inmunidad de rebaño. En la tradición occidental, basada en un tiempo lineal y progresivo, la peste suele entenderse como un ocaso o un final.

Eso pasa con la interpretación clásica que se le suele dar a “La peste en Atenas”, el primer registro de tipo clínico que se tiene de una epidemia. La describe Tucídides casi al inicio de su texto Historia de la guerra del Peloponeso (siglo V a.e.C).

Tucídides


Se dice que el historiador ateniense crea una metáfora de la tragedia; se podría decir también, empero, que Tucídides narra el inevitable devenir cíclico de las personas y de las civilizaciones: una ciudad asolada por una epidemia, transita y cambia.

Las mentalidades cambian, la condición humana permanece y los virus develan las miserias y las hermandades, descubre Rieux, el médico protagonista de La peste (1947) de Camus.

Lo cierto es que Tucídides se ha convertido en el modelo a seguir cuando se habla de epidemias en la literatura; o en el discurso mediático actual, que por diverso, repetitivo y barroco tiene tono de parodia reveladora.

La metáfora trágica se analiza a partir de los discursos y la muerte de Pericles, preludio del hundimiento ateniense posterior. Las palabras del orador contrastan con lo descrito en el segmento de la peste, donde Tucídides adopta un punto de vista médico.

Inicia hablando del posible origen de la enfermedad, Etiopía; su aparición repentina en el puerto de Pireo, traída seguramente en los barcos mercaderes; su propagación en las tierras altas de Atenas; su carácter contagioso, incluso en los animales, y el registro detallado de los síntomas que, siguiendo los métodos hipocráticos, van de la cabeza hacia los pies.

Las descripciones pretenden lograr un diagnóstico, explica, que pudiera servir en el futuro para curar a los enfermos e incluso para prevenir el contagio y la enfermedad. ¿No es acaso el mismo discurso que los medios han construido acerca de la COVID19 en América Latina y sobre todo en México?

Asumimos que la pandemia tuvo su origen en China y su aparición repentina en un mercado de mariscos de Wuhan, capital de la provincia de Hubei. En aquel entonces a nadie le importó el contagio.

Como antaño, el virus viajó con los hombres de negocios y los ciudadanos globales y se propagó rápidamente por Europa; aunque Francia fue el primer país de la comunidad donde se detectó, los medios hicieron de España y sobre todo de Italia el epicentro. No es una casualidad, ambos conforman la frontera sur de la Comunidad Europea, por donde entran los migrantes subsaharianos, donde se practica la necropolítica migratoria que se decide en Bruselas.

Nada se dijo de los migrantes sirios hacinados en la frontera turca o de la Siria bombardeada, destruida por intereses energéticos y amenazada por el virus. Nada se dijo de India, geográficamente al lado de China y con condiciones sociales y económicas más cercanas a las mexicanas, sólo se nombró Europa y eso bastó para encender el chip colonial de la casta ilustrada en la ciudad de México.

Pero fue Bérgamo la industrial, “la ciudad de los mil”, la del escritor danés Jens Peter Jacobsen y su relato La peste en Bérgamo (1881), la que desencadenó la histeria en las capitales latinoamericanas con sus setenta camiones militares, uno detrás de otro, transportando cadáveres. Los llevaban a otras ciudades fuera de Lombardía porque el cementerio, el tanatorio, la iglesia convertida en tanatorio de emergencia y el crematorio en funcionamiento 24 horas al día ya no daban abasto; tenían 400% más muertos que el año anterior, casi todos personas mayores.

Pocos dijeron que la región italiana de Lombardía ha mercantilizado la salud, que la patronal industrial presionó para evitar cerrar sus fábricas y perder dinero y que los patronales son los mismos que tienen intereses en las clínicas privadas.

Nadie dijo que los viejos hacinados en los asilos estaban abandonados mucho antes de que llegara el coronavirus, antes incluso del 2012, cuando la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, los había señalado en un informe con los eufemismos económicos “riesgo de longevidad” y “coste del envejecimiento”.

Mientras viejos en Europa, adultos diabéticos en México e hispanos y negros en NY se abandonan a la falta de servicios médicos y a la enfermedad; los culpables se incrementan: Montagnie, premio nobel francés, afirma que el virus salió de un laboratorio, la ciencia; otros acusan nuestra forma de vida y consumo, los humanos; ciertos grupos queman las torres de 5G; la tecnología.

Otros aseguran que proviene de las granjas industriales de alimentos cárnicos, la industria; o de mapaches, los bárbaros; algunos insinúan que de la sopa de murciélago, los exóticos; Sopa de Wuhan es también una recopilación de textos filosóficos y periodísticos con una portada de Ernst Haeckel, el exponente del racismo científico alemán que junto a la expresión “el virus chino”, como lo nombra el presidente Trump, revela los miedos de una sociedad que señala al virus como un extranjero que llega a ensuciar la pureza de los hogares y de los estados nacionales.

El bufón imperial, que recomienda desinfectante y luz en los pulmones, olvida que la pandemia del COVID-19 le ha costado a Estados Unidos más muertos (65 mil hasta el 30 de abril) que los 13 años de la Guerra de Vietnam (58 mil), según los medios.

Que un hecho médico trastoque lo político no es privativo de Tucídides, ni de occidente, lo encontramos en México con la peste de la viruela y sus múltiples nombres: cocoliztli (gran plaga o pestilencia), huey zahuatl (gran pestilencia de viruela o gran lepra) o totumonaliztli (ampollas o pústulas); castigo del dios Xipectotec que se propagó entre los mexicas y alcanzó al huey tlatoani Cuitláhuac, el penúltimo gobernante de la gran Tenochtitlan, hermano y sucesor de Moctezuma II, vencedor de Cortés en la “Noche Triste” del conquistador.

De muchas maneras, las pestilencias y la cruz fueron los verdaderos conquistadores de los imperios Mexica e Inca. El vínculo se encuentra también al inicio de la Iliada con la peste que Apolo envía a los aqueos generando la cólera de Aquiles y en la peste que Ares envía a la ciudad de Tebas revelando lo oculto y trastocando el poder por generaciones: el antes salvador de la ciudad, el que venció a la esfinge, el que mató a su padre y se casó con su madre; Edipo rey, padre de Antígona, el que debe partir al destierro para poner fin a la epidemia.

Pero a diferencia de Homero e incluso de su contemporáneo Sófocles, Tucídides, busca las causas profundas y la racionalización de los hechos lejos de los mitos y de los dioses. De muchas maneras, con sus valores occidentales u occidentalizados, el mundo moderno es hijo de esta misma búsqueda racionalista, aunque hoy, asolado por una pandemia, parece que transita hacia la incertidumbre, se aferra al control tecnológico y abandona el absolutismo científico.

Más allá de las gotículas que infectan la membrana interior de los ojos, la nariz y la boca, todo lo que sabemos científicamente del COVID19 es insuficiente y contradictorio; fumar o no fumar he ahí la cuestión de la sobrevivencia dicen, mientras el jabón y las máquinas de coser proporcionan más certidumbre que los algoritmos.

El texto de Tucídides no se limita a una historia clínica también nos ofrece una observación detallada de la naturaleza humana.

Empieza con los rumores que, alimentados por la guerra, culpan a los peloponesios de haber envenenado los pozos; subraya las penalidades entre los más pobres, los refugiados por la guerra venidos del campo, los hacinados, los esclavos; se detiene en aquellos que se abandonan y no intentan resistir a la enfermedad y en aquellos que vanamente piden a los oráculos y suplican en los templos; censura el menosprecio de lo divino y de las leyes humanas, el hundimiento moral y el frenesí en el disfrute de los goces de la vida que se dan por el rápido cambio de fortuna.

Termina ironizando acerca de la memoria que es corta y acomodaticia, hoy olvida los refranes y mañana olvidará los cuerpos amontonadas en la calles y el abandono de las practicas funerarias, displicencia que nos iguala a lo bestial y monstruoso.

Sin embargo, dado el carácter contagioso de las epidemias, el abandono de los ritos funerarios implica un dilema: elegir entre morir solos y abandonados o morir contagiados por cuidar los unos de los otros.

Los atenienses pensaban que Pericles debía cuidarlos, el hombre medieval pensaba que era labor del dios monoteísta salvarlos, nosotros los modernos creemos que es obligación del Estado, y sus instituciones nacionales de salud, protegernos, curarnos y salvarnos, incluso financieramente.

Amar con el cuerpo a nuestros vivos, abrazar a nuestros muertos; este dilema alrededor del contagio aparecerá casi 2000 años después en la voz de dos filósofos contemporáneos: Giorgio Agamben y Achille Embe.

Agamben, en su columna Una Vocce, pregunta si el confinamiento no es un estado de excepción legitimado por el miedo al contagio.

Se rumora que los mega datos pueden ser utilizados no sólo por el gobierno sino por las empresas médicas y los bancos ¿acaso no los vendieron ya?

Agamben añade que cada individuo ha sido convertido en un potencial untador, la figura renacentista que apareció durante las plagas que asolaron algunas ciudades italianas entre 1500 y 1600.

El individuo ha sido sitiado, la colectividad también: “¿Cómo crear comunidad en tiempos de calamidad? Sobre todo cuando nuestros ritos de despedida se ven suprimidos”, cuestiona el filósofo camerunés Embe en una reciente entrevista aparecida en marzo en el portal de noticias Gauchazh.

El mismo dilema aparece en la introducción a El Decamerón (1353), cuando Boccaccio, quizás siguiendo el modelo de Tucídides, describe el posible origen de la peste que asoló la ciudad de Florencia en 1348, los síntomas en las personas de todas las clases sociales, el cambio de costumbres y los cuerpos abandonados en las calles, sin santa sepultura, recogidos sólo por los peones de los estratos más bajos llamados faquines.

“Sin santa sepultura”, repetirán los familiares de un grupo de pacientes internados por COVID19, después de haber irrumpido a la fuerza en el Hospital General Las Américas de Ecatepec.

Con casi dos millones de habitantes, se considera uno de los municipios más violentos de todo el país donde secuestros, venganzas entre narcos que reparten depensas y feminicidios (1 de cada 40 asesinatos diarios), implican más peligro y muerte que cualquier virus.

De hecho, el eje Ecatepec, Tecámac, Nezahualcóyotl, Los Reyes la Paz, Tlalnepantla y Chalco —la promesa urbana salinista— se considera una “bomba de tiempo” en contagios y muertes.

La gente no cree en el virus, “me mataron a mi hijo en el hospital” gime una madre que regresará a su hogar en un barrio sobrepoblado donde se venden elotes tiernos y tlacoyos en la calle, pero carece de servicios de salud y agua potable.

Esa mujer, como la mayor parte de los habitantes de los conurbados, tiene un trabajo precario en la ciudad de México, en una empresa o una casa donde los patrones se resguardan del virus pero exigen alguien que trabaje, limpie, cocine y vaya al mercado por ellos.

Ello implica tomar diariamente metro Pantitlán, que nada entiende de “Susana Distancia” con sus 414,784 pasajeros diarios.

Más allá del hacinamiento se impone la pregunta ¿Cómo evitar a los otros, si durante siglos hemos sobrevivido gracias a lo colectivo, al tequio, a la asamblea comunal e incluso a las remesas, que contrario a todo propósito aumentaron con el virus?

Algo parecido, nos informaron, sucedía en abril en la ciudad portuaria de Guayaquil, en Ecuador, el segundo lugar en número de muertes en América latina (1.35 muertos por cada 100 mil habitantes), sólo después Brasil (0.92), donde los féretros son apilados unos sobre otros en largas zanjas hechas apresuradamente en un cementerio de la ciudad brasileña de Manaos, en la Amazonía.

“Este virus no discrimina grupos sociales ni de género” repite el discurso político y mediático internacional…“la vacuna será producto de un esfuerzo conjunto” convoca la canciller alemana Angela Merkel en su programa sabatino, pero las geografías y el sistema de castas latinoamericano limitan la promesa de una vacuna y el acceso a la atención médica universal, ofrecen empero solidariamente cajas de cartón para enterrar a los muertos.

Queda claro que ésta es una pandemia de clase y que el COVID aquí, como en Tebas, devela añejas injusticias.

En nuestra América, el coronavirus llega a las casas donde yace el dengue, la malaria, el chikungunya, el sarampión, la diabetes, la pobreza y la desnutrición; en las selvas, en las montañas y en las vecindades no hay puertas, ni muros, ni fronteras, ni hospitales, ni soberanías, ni tele-pantallas para la educación; porque, en general, nuestros hombres de estado, a diferencia de Pericles, están sentados en la Paz, en Managua, en Bogotá o en Lima creyendo que despachan en Madrid, Roma, Paris o Milán.

Mientras, abrumada por la repetición, escribo; recuerdo los días solitarios de la crianza tan parecidos al confinamiento; me aferro al caos como esperanza y me sitúo a medio camino entre los negacionistas de la pandemia y los firmes creyentes.

De algo habrá que morirse, me repito, mientras le prendo incienso a los dioses y suplico por la salud de los míos. 

Mayo y 2020, México-Tenochtitlán

Virus terrateniente

Por Reynaldo Lacámara

1891. Esta revolución tuvo más de ocho mil muertos o asesinados, por las vengativas hordas anti-balmacedistas coordinadas bajo las directrices del Partido Conservador.

Esta fue de las mayores razias que se ha efectuado en nuestro país. Una de sus derivadas, más trágicas, fue el suicidio del Presidente en un acto de dignidad mayor.

Antes de eso Chile se organizaba en diversos bandos que iban desde los conservadores duros, hasta los liberales progresistas.

Las organizaciones campesinas aún no se asomaban en la historia y el trabajo fabril industrial recién despuntaba. Se asomaban tímidas y casi sin influencia política las primeras mutuales.

Es decir convivían diversos discursos, con etapas más o menos tirantes, pero permitían que la institucionalidad funcionara y mantuviera ese diálogo relativo que ofrecía, de vez en cuando, algunos frutos.

En ese período, que va desde los años inmediatos y posteriores a la independencia, hasta la sublevación ya mentada, se sucedieron determinaciones que buscaban ampliar el conocimiento geográfico, botánico, minero y arquitectónico, vinculadas con una incipiente proyección de futuro.

Se buscaba despejar el horizonte, en relación a dónde se encontraban las riquezas del país.

De este modo se podrían dirigir las inversiones y encaminar el mundo del trabajo, en consideración al escaso capital circulante.

Se contrataron científicos, arquitectos, algunos artistas y profesionales destacados europeos y americanos, como Don Andrés Bello, Claudio Gay, Ignacio Domeyko, Rodulfo Philippi, Amado Pissis entre muchos otros.

Debemos considerar que en este período, también se desarrolló la llamada Guerra del Pacífico. Con su importante componente económico, tanto en su origen como en sus consecuencias.

No pretendo profundizar en los motivos de esta guerra o si se puede estar de acuerdo o no con ella.

El resultado objetivo fue que Chile quedó en posesión de un territorio extremadamente rico en sulfatos y otros minerales.

Recordaremos que una vez vencida la oposición inicial a la guerra, esta se libró con el apoyo de la mayoría de la población y de todos los sectores políticos existentes los que incluían a los liberales más progresistas de aquel entonces.

En conclusión, para decirlo en forma directa, cuando la mesa estuvo servida, con exhaustivos catastros geológicos y botánicos, con ingentes y frescos recursos económicos, explotó esta sublevación de la Armada, con argumentaciones que aún resultan dudosas.

Su resultado fue dejar con absoluta potestad sobre todos los recursos existentes a la línea más conservadora del país.

En esa revolución y toma absoluta del poder hay añosos apellidos involucrados en el bando usurpador como, Edwards, Matte y otros.

Durante los cuarenta años que siguieron a este suceso no se volvieron a dar en el país nombres de pensadores o políticos a la altura del propio Andrés Bello, Francisco Bilbao, José Victorino Lastarria, Santiago Arcos o Vicuña Mackenna, entre otros.

El grupo golpista, de origen terrateniente, estableció desde entonces todo el poder que se manifestó en la institucionalidad orgánica del país, en la relación de fuerza militar, en el dominio territorial y administrativo y además, se propagó como forma cultural a través de cierta religiosidad, formas educativas y expresiones de medios de comunicación, especialmente la prensa escrita.

1973. Se convertiría en un año de catástrofe nacional y dolorosa memoria, hasta el presente. El gobierno de Salvador Allende caía… el telón de fondo era la Casa de los Presidentes bombardeada y envuelta en llamas.

Conocemos bien todos los estragos físicos y las atrocidades que se desencadenaron.

Las secuelas mentales y culturales, aún no cesan ni se determinan en su totalidad.

El gobierno de la Unidad Popular se había constituido con un fuerte apoyo de la clase media, que ya había tenido una experiencia de gobierno bajo el mandato de Don Pedro Aguirre Cerda, y además de la clase trabajadora organizada a través de los partidos populares.

Aquel mediodía de septiembre, nuevamente un Presidente se suicidaba en un acto de dignidad y consecuencia.

Nuevamente, los mismos añosos apellidos estaban involucrados en la tragedia.

2019. Octubre, mes de insurrección popular que cubrió todo el territorio.

Una ola incontenible y propositiva, repleta de indignación y solidaridad se toma las calles de las grandes urbes, ciudades provinciales, campos y lugares de trabajo.

No hay un conductor en particular. El pueblo en forma espontánea decide actuar.

La principal imagen combativa (el icono de rebeldía), es un animal… un perro callejero ( Matapacos, lo apodaron), símbolo de lealtad, lucha y ternura.

Es poco probable que este virus que hoy enfrenta la raza humana, contenga en si mismo una definición política.

Parece no haber salido de algún laboratorio, más bien podría ser producto del deterioro de la naturaleza abusada por los medios de producción del mismo “homo sapiens”, ya ni siquiera satisfecho del propio abuso del hombre por el hombre.

En este claro obscuro avanzan los proyectos de reposicionamiento de los bárbaros de siempre, y sus secuaces… Compra de nuevos “guanacos” y “zorrillos”, relucientes cámaras de observación y vigilancia que cubren cada punto de las grandes ciudades, investigaciones a través del Sename , proyectos para crear una Constitución en cuyo proceso la gente no decida, y sobre todo una campaña comunicacional que apunta a culpar al propio habitante ante el aumento de los contagios.

Arrogándose como “error comunicacional” las campañas intencionadas y a mi juicio siniestras, emprendidas por el gobierno, como por ejemplo cerrar las playas mientras se incentiva la apertura de Malls y se incentiva el consumo que favorece a los mismos de siempre, a través de frases hipócritas y displicentes .

En la misma línea performática de aquel ex ministro, cuando nos hacía presente que los pobres llegaban a los consultorios de salud, casi de madrugada…”porque les gusta hacer vida social”.

2020. 8 de marzo. Cientos de miles de personas, millones, en su inmensa mayoría mujeres, protagonizan la que algunos han llamado la mayor marcha que se haya efectuado en Chile.

Ellas luchan por los derechos que una clase privilegiada les usurpa, a través del machismo impuesto por la hegemonía cultural.

Los movimientos ecologistas suman cada vez mayores cantidades de adherentes ante la evidencia visual y científica, con datos abrumadores, que manifiestan la destrucción de la naturaleza y sus especies.

En este marco aún se escuchan los ecos de las consignas y gritos de las manifestaciones y sus cacerolazos entre ladridos y sirenas de carros policiales.

La injusticia permanece, pero por sobre ella existe inalterable la fidelidad de un pueblo con su historia, con sus dos Presidentes que cayeron luchando por sus derechos.

Y perdura la fidelidad de un pueblo consigo mismo, con la triste vejez de sus familiares, expuestos a jubilaciones miserables, a precios de remedios inalcanzables, la fidelidad con sus vecinos y amigos que deben atravesar las ciudades pagando altos precios de locomoción, pagando altas tarifas eléctricas y de agua, sujetos por salarios mínimos miserables, mientras la riqueza fluye a raudales a los mismos bolsillos de siempre, los mismos de 1891.

Todo esto constituye un aire limpio que “más temprano que tarde” despejará tal vez para siempre las bombas de humo.

Hoy y cada día un mayor número de gente deja de escuchar estos cantos de sirena que emanan desde las viejas estructuras… y se organiza. Acabo de escuchar que las protestas comienzan nuevamente en algunas comunas…la gente, otra vez, en las calles, con la misma dignidad y porfía que les ha hecho entender que el destino se juega, y construye, cada día.

Talvez sea ésta la oportunidad en que el pueblo, por primera vez, se gobierne a sí mismo…

Los peligrosos frutos del ocio.

Por Víctor Sáez

“Si mantienes el arco siempre tenso, pronto se romperá”. (“Fedro”; Platón)

El origen, desarrollo y consolidación de la sociedad exitista, funcional y consumista que cobija nuestros días, está sostenido, aunque muchos de sus stresados feligreses lo ignoren, por el pragmatismo como filosofía y estilo de vida. Es decir, por aquella concepción que hace al sujeto medir y experimentar el valor de las ideas, las cosas y lo verdadero, sólo en función exclusiva de su utilidad.

Este claro reduccionismo, sin nada de casual o fortuito, se aplica por proyección programática y social a la política, la economía, la salud, la educación, etcétera.

Se suele escuchar, sobre todo por boca de políticos profesionales y con décadas de reelecciones en el cuerpo, aquello de “resolver los problemas reales de la gente”, en supuesta oposición excluyente a temas, o cuestionamientos, que serían según ellos, innecesarios o superfluos, en relación a su poca funcionalidad, principalmente en el orden cultural, político y económico.

El valor práctico de las cosas y los seres, es el punto nuclear de esta visión, y modo operativo. Concretamente, lo valioso en este escenario es aquello que resulta ventajoso. A partir de este principio, se estructura un discurso totalizante en lo ético, y político, acerca del conocimiento individual y social. Lo anterior opera como soporte de sus planteamientos en todas las demás áreas del quehacer humano.

Las relaciones humanas hoy se encuentran profundamente permeadas por esta concepción y praxis. Basta considerar con atención las realidades y espacios sociales más cotidianos, como el trabajo, la familia, las amistades, la recreación, la política, etcétera.

Ahí, podremos darnos cuenta de cómo la funcionalidad se ha instalado en ellas, como modelo y objetivo, superando en mucho la gratuidad, y transparencia basal que debieran ser el soporte de dichas realidades y experiencias.

El objetivo inoculado a nuestra sociedad, de modo transversal, es “el éxito”. Leído, entendido y buscado, exclusivamente, en términos de ascenso social y económico.

En paralelo, el consumismo, pone a nuestra disposición los signos de éxito y estatus que deben acompañar el camino hacia la cumbre. Sin ellos, el objetivo no puede estar plenamente alcanzado ni disfrutado. El consumismo aspiracional, requiere de estos signos y los asume como señas de identidad y segunda piel.

Esto supone, por parte del sujeto, priorizar y establecer con precisión, el elenco pragmático de aquello que en su funcionalidad coadyuve a obtener las ventajas necesarias, e imprescindibles, para alcanzar “lo realmente importante” o resolver “los problemas reales”.

Toda sociedad pragmática, que se precie de tal, promueve el exitismo, la ansiedad y el arribismo como cartas de navegación.

Frente a este panorama, el sujeto deberá también, descubrir y explotar adecuadamente el valor superlativo que posee el factor “tiempo”… Debe tener muy presente que “el tiempo es oro”, y nuestro “sujeto exitoso” no lo deberá olvidar en su travesía.

A contraluz, toda “pérdida de tiempo”, es considerada inoficiosa, inconducente, poco ventajosa o poco pragmática, y por lo mismo debe ser evitada, cuando no sancionada, social y mediáticamente.

El camino al éxito, no conoce de estaciones o recreos y mucho menos de el ocio y sus tentaciones. Resulta paradójico apuntar, a estas alturas, que el término “éxito”, deriva del latín “exitus”, que significa… Salida. Es decir, que el verdadero éxito consistiría, talvez (para no asustar a nadie), en salir de uno mismo y no en el encapsulamiento pragmático y funcional al que hoy nos toca asistir.

Es posible, que reivindicar el ocio y sus frutos sea una buena idea para lograr encontrar esa salida, ese éxito real…vivido en plural. Desde sus orígenes (fines del siglo XIX, en Estados Unidos), el pragmatismo, ha buscado, y lo ha logrado, instalarse y validarse, por medio de una progresiva presencia social, política y académica.

El correlato empírico del pragmatismo es el utilitarismo. Este último, a pesar de ubicarse primero, cronológicamente hablando, (Inglaterra, siglo XVIII), en términos de impacto social, vendría a ser el hijo pródigo del segundo, en su versión más concreta y circulante en el plano de la ética.

Lo “bueno”, según esta propuesta, lo constituye sólo aquello que es “útil” y el ejercicio de la libertad, o conducta humana, debe estar soportada y proyectada desde esta concepción.

El utilitarismo como marco teórico para la acción ética, maximiza el concepto de “la utilidad” de las acciones, para la sociedad o la humanidad. Cuanto más útil sea una acción, y al mismo tiempo alcance a la mayor cantidad de personas, mayor será la felicidad, que entonces provoque.

En términos generales, esto suena atractivo y seductor, desde una lectura ingenua y acrítica. Proyectar felicidad a la mayor cantidad de seres posibles, a través de acciones “útiles”, no es algo como para desechar de buenas a primeras. Si hacemos memoria, de nuestra época escolar, y recordamos que el adjetivo modifica al sustantivo, veremos cómo en este caso esa regla gramatical se cumple a cabalidad.

Lo “útil” como característica de una acción, según esta propuesta ética, está definido por lo individual, y sólo se conecta con lo social en relación a sus efectos o consecuencias, no en su origen ni en sus propuestas.

Algo así como en un “efecto mariposa”, pero radicalmente individualista, cómodo, por supuesto, para un modelo de sociedad en el cual lo colectivo es objeto de sospecha, criminalización o anulación sistemática, permanente.

A contramano de los planteamientos utilitaristas, lo “inútil” no puede ni debe ser considerado o estimulado en ningún proyecto social que pretenda ofrecer “felicidad” al ser humano. Por supuesto, el ocio ocupa el primer lugar entre todo lo “inútil” que debe tener en cuenta el sujeto histórico, en el momento de poner en acto su libertad cotidiana.

Se suele abordar el ocio, desde la convención social imperante, identificándolo con aquel espacio de tiempo huérfano de obligaciones laborales, solamente. Sin embargo, este espacio de regularización existencial (el ocio), es mucho más que eso, y supone la conjugación de múltiples factores en su realización y constitución plena.

A través del ocio, el sujeto genera y renueva relaciones dialógicas con otras áreas de la experiencia humana, además del trabajo: la educación, la política, la economía, el lenguaje, la salud, el arte, la ciencia y la naturaleza, entre otras dimensiones del trajín y los desafíos existenciales.

La experiencia del ocio es por lo mismo integral e integradora, gratificante y reinstala al sujeto como protagonista de un espacio de gratuidad y humanidad indispensable para la (re) humanización, no sólo del individuo, sino también del colectivo que lo acoge.

El modelo neo liberal sospecha, desconfía y descalifica al ocio. Es poco rentable, eficaz y útil, por lo tanto, no califica a la hora de entregar la felicidad que el Mercado, y sus mercaderes, sí pueden otorgar al individuo.

El ocio constituye, también, una forma privilegiada de rebeldía. Es subversivo y cuestionador ante la utilidad mercantilista, la felicidad individualista y el olvido del ser humano como centro de la existencia.

Esto también supone una tarea, y un quehacer, pero resueltos en otros términos. El objeto aquí ya no es el resultado, el redito, la acumulación económica o el acceso al poder político. El ocio asoma, entonces, como una acción contracultural y libertaria.

Saborear los peligrosos y tentadores frutos del ocio es además, una acción política, en el sentido más profundo y cuestionador del término y la praxis. Ahí están sus frutos, aromas y semillas. Ahí está el ocio…aquí nosotros.

Vencedores de la Vida.

Por Carlos Ernesto Sánchez.

Al ver imágenes de miles de personas en calles, centros comerciales, ferias y espacios públicos, sin duda la pregunta obvia es qué ha pasado con el publicitado confinamiento al que ha sido sometido gran parte del país.

El Ministro de Defensa, alabó el trabajo de las Fuerzas Armadas e hizo rimbombantes anuncios de “Tirar toda la carne a la parrilla” que, por los resultados, eran solo unos escuálidos chorizos.

La gente sigue en calles, negocios abiertos, fiestas por aquí y allá y el no uso de mascarillas un mal chiste que no produce risas.

De un tiempo a esta parte las Fuerzas Armadas han demostrado que la sentencia de Korry, embajador de EEUU en Chile hace años, parece ser cierta “Los soldados chilenos son soldaditos de juguete”, nada de lo encomendado lo han hecho bien, no logrando imponer orden y respeto.

¿Cómo es posible que a metros de un control con presencia de uniformados se asalte un camión blindado y se roben 1.500 millones? Y nadie vio nada. Hoy con toque de queda se asalta con más impunidad, que en día normal.

Sin dudas todas las promesas y amenazas de Piñera de terminar con la delincuencia, no pasaron de ser una bravuconada de campaña y de descalificación de la ex presidenta Bachelet. Por la boca muere el pez, dice el viejo refrán.

Mejor de Carabineros ni hablar; Han demostrado pericia en reprimir demandas ciudadanas y en participar en ilícitos, lo cual tiene a varios uniformados en tribunales encausados por delitos. Y su ineficiente General Director sigue en su cargo, gracias a la porfía y una mala entendía lealtad expresada por el gobierno.

A pesar de la incapacidad de Carabineros y Fuerzas Armadas, de mantener el orden público, no ha sido malo el trabajo de salud realizado frente al tema de la pandemia, se ha informado bien sobre la enfermedad, instalando espacios y equipos, que den respuesta a los requerimientos de la población.

En este punto sin duda hay reconocer y agradecer el trabajo de la Iglesia Católica, que ha puesto a disposición de las autoridades su infraestructura para ayudar en momento muy difíciles.

Quienes también han desarrollado un trabajo valioso han sido Investigaciones de Chile. No solo ha sido apoyo en labores de calles, sino seguir atendiendo sus trabajos propios, con éxito en temas investigativos.

Molesta que varios Ministros desarrollen un discurso rimbombante frente al rol de las Fuerzas Armadas, cuando los hechos, la realidad muestran un resultado mínimo, en el tema de orden público.

Este gobierno tiene especialidad en armar parafernalia, promesas vacías que en el transcurso de horas y días, van cayendo y solo queda el gasto de promesas incumplidas.

¿Qué hacer? ¿Cómo logramos se entienda el peligro que vivimos, especialmente aquellos que tenemos enfermedades de base? Los ancianos, enfermos, pobres, desvalidos son sin duda las victimas que pagaran con su vida, la irresponsabilidad de seres que salen sin medidas de seguridad a transitar por calles u otros espacios, y luego contagian a los más débiles de su cercanía.

Tal vez algunos deban salir, por causas bien fundamentadas, pero deben hacerlo con el máximo de seguridad, y eso no es lo que se ve en calles o centros comerciales.

Chile ha vivido grandes dolores, de toda índole, no ha aprendido a valorar la vida, a protegerla, luchar en solidaridad por lo más débiles y marginales. Hoy deberíamos sentir vergüenza que ancianos estén muriendo, no solo de esta enfermedad, sino de la peor pandemia; soledad, miseria, abandono, olvido.

Ellos que dieron todo, en la lucha del dia a dia, por años. Esta pandemia es la radiografía que nos plasma, la sociedad neo liberal que algunos rinden culto, donde el hombre no es sujeto de la historia, sino objeto, transable en el mercado.

Hoy la expresión de repudio a este sistema y tanta injusticia, es quedándonos en la casa, asumir la cuarentena, y vivir y ser testigos de la historia, vencedores de la vida.

Virus, matemática y epidemias.

Por Raúl Thoms

Un 15 de Abril ,pero de 1707, ( hacen ya 313 años), nacía en Basilea, Suiza, Leonhard Euler, el matemático más prolífico de la historia . El padre de Euler era un pastor calvinista que, lo mismo que el padre de Jacques Bernoulli, y esperaba que su hijo siguiera también el camino del sagrado ministerio. El joven Euler, sin embargo, decidió estudiar con Jean Bernoulli junto a sus hijos Nicolás y Daniel, y en ese ambiente descubrió su vocación. El viejo Euler, por su parte, también tenía una buena preparación matemática, habiendo sido discípulo de Jacques Bernoulli en su juventud. Así fue cómo colaboró en la instrucción de su hijo en los elementos básicos de la matemática, a pesar de mantener viva la esperanza de que Leonhard siguiese una carrera teológica. En cualquier caso, el joven Euler recibió una educación muy completa, ya que al estudio de la matemática se unieron el de la teología, la medicina, la astronomía, la física y las lenguas orientales. Terminó de manera brillante la Universidad. Obtuvo el grado científico de Maestro, pero no pudo encontrar trabajo, al no lograr una plaza de profesor vacante en la universidad de Basilea. Leonhard Euler realizó aportes muy diversos, en variados campos de la ciencia, tales como la aritmética, la física, la astronomía o la geografía. Gracias a su trabajo, hoy en día, las cuestiones matemáticas y físicas se representan en términos aritméticos. Su productividad fue enorme. Escribió libros de altísima calidad científica, de un tamaño de 800 páginas, promedio, por año. Dentro de su legado podemos encontrar una gran variedad de aportes a la matemática, tales como las fórmulas, los polinomios, las constantes o las llamadas líneas de Euler. También, cómo no, las integrales eulerianas, de gran impacto incluso hoy en día en la investigación. A 313 años también recordamos otro de los aspectos clave del trabajo de Euler: la introducción de la letra ‘e’ como base del logaritmo natural o neperiano. Sus aportaciones científicas fueron, también, importantes en áreas como la teoría de grafos.

En 1736, Euler fue capaz de resolver el conocido “Problema de los puentes de Königsberg”. Esta aporte es considerado como el primer teorema de la teoría de grafos. Otros trabajos relacionados con la geometría incluyeron el teorema de los poliedros, o el concepto conocido como característica Euler del espacio. En conmemoración de su obra, su imagen ha sido incorporada en la serie sexta de los billetes de 10 francos suizos, además en sellos postales de Suiza y Alemania. Como parte de los reconocimientos también un asteroide fue bautizado con su nombre, en 2002. Patrono de la Usach, en su honor se ha creado el premio Leonhard Euler. Un reconocimiento a los mejores alumnos de la Facultad de Ingeniería de nuestra casa de estudios.

No es coincidencia que dos genios de la Ilustración se encontraran en Basilea, y luego en San Petersburgo. Daniel Bernoulli y Leonhard Euler, ambos con estudios en medicina. Este último en especial con un trabajo sobre epidemias. Daniel Bernoulli (1700-1782), en 1760, presentó, ante la Academia Real de Ciencias de París, un trabajo en el cual, por vez primera, usó un modelo matemático para estudiar la difusión de una enfermedad infecciosa en la población. Demostrando las ventajas de implementar un programa de vacunación general. El origen de este trabajo se ubica durante la primera mitad del siglo XVIII. Durante esa época, se introdujo en Europa la técnica de variolación, o inoculación, contra la viruela. Un mal que en esos tiempos azotaba a la población en un grado tal que, incluso, en los registros de la policía de la época, como señas características para reconocer a un delincuente, se hacía notar la ausencia de marcas de viruela en su rostro.

Bernoulli, quien además de matemático era médico, se interesó en el problema, para evaluar la efectividad de la técnica de variolación, y con miras a influir en las políticas de salud pública vigentes, formuló y resolvió su famosa ecuación diferencial y evaluó los resultados en términos de las medidas de control involucradas. Así este problema teórico no sólo surgió de un problema real, sino que sus conclusiones se relacionaron directamente con acciones prácticas.Esto dio origen a una nueva rama de la matemática: la Epidemiología Matemática. Qué les parece … Casos y cosas de la ciencia, nada más.